
El anhelo de toda familia es contar con el techo propio, en la sierra tambien es igual. Así que todo comienza con el batir del barro a fuerza de pisadas.

El generoso trigo provee la paja, para darle consistencia a la mescla.

Las hábiles manos darán forma en la vieja gavera, el adobe ya moldeado necesita secar unos días para estar listo a ser utilizado en las gruesas paredes del nuevo hogar.